Mientras miles de personas admiran a la activista Malala Yousafzai, sin importar que siempre usa su hiyab (pañuelo en la cabeza, conocido como velo islámico), algunas empresas de Puebla mantienen estereotipos para contratar a quien porta esta prenda.

Verónica es diseñadora gráfica por la BUAP. En los últimos años adquirió experiencia en el área administrativa, especialmente en materia de licitaciones. Es poblana y cuenta con título universitario.

Al sentir que no avanzaba en su trabajo, decidió renunciar y buscar otros horizontes. Ella no se imaginó lo que le esperaba.

Ha encontrado vacantes en el área administrativa. Algunas no suenan mal, aunque reconoce que los salarios son bajísimos, de 5 mil o 6 mil pesos mensuales, si se consideran los precios de los productos y servicios.

Durante casi un año, ella ha postulado a algunas vacantes, con ánimo, pero hay una barrera. Describe que, algunos empleadores –del sector comercio- de plano no la llaman al ver su foto, y cuando sí la citan a la entrevista, el paso se queda ahí. La ven con discriminación y desconfianza por portar un hiyab.

De hecho, esto no solo le pasa en los trabajos, sino en la vía pública. Ella está acostumbrada a las miradas curiosas, e incluso a que le pregunten si es extranjera, pero no pensó que su religión fuera a afectarle para las contrataciones.