Desde niño, su papá le enseñó el gusto por viajar. Hoy es su forma de vida.
¡Viajemos juntos!
Hay lugares de los que se puede confundir la ubicación; estar cerca de un destino de referencia internacional hace que se les considere parte del mismo. Esto le pasa a Windsor, en Inglaterra, que está muy cerca de Londres y, sobre todo, a Versalles, la ciudad francesa que es vecina de París y que, para muchos, es parte de su belleza.
Versalles es una ciudad de la región “Isla de Francia” ubicada a 17 kilómetros de París, siendo parte de sus suburbios y por eso la confusión entre los ajenos, de que es parte de la también considerada “Ciudad Luz”.
Versalles fue capital del Reino de Francia de finales del siglo 17 y casi todo el 18; tiene una población de aproximadamente 84,000 habitantes y es un lugar en donde la historia y el arte se respiran en cada plaza y edificio.
El punto de mayor referencia es el Palacio de Versalles, ejemplo de la grandeza, el lujo y el gusto refinado por el exceso, y es el monumento que más refleja el esplendor de la edad de oro de la monarquía francesa. El palacio cubre 810 hectáreas, 55 lagos y estanques, 42 kilómetros de caminos y 372 estatuas.
Para la vida de cada día, el palacio tenía para uso de la monarquía y su corte, 700 habitaciones, 352 chimeneas y 2,513 ventanas. Los jardines fueron diseñados por André Nôtre, que modeló un escenario natural como si fuera un teatro, creando fuentes, canales y laberintos.
El palacio reflejaba la personalidad de Luis XIII, que fue quien lo construyó para ser un pabellón de caza y, Luis XIV lo transformó en la residencia del monarca y su corte.
Con un castillo real de influencia barroca, inspirado en las grandes residencias italianas, fue el lugar de los mejores tiempos de la monarquía, hasta que la revolución de 1879 los obligó a regresar a París.
Cerca de París y lejos de París; cerca porque se llega fácilmente desde la capital y se siente uno lejos por ser un lugar tan distinto. Versalles siempre será Versalles.
¡Viajemos juntos!